martes, 25 de septiembre de 2007

GRACIA MONTES ¡Soberbia!


Podría darles una serie de razones más o menos substanciales de porqué admiro a Gracia Montes. Pero no quiero aburrirles con frases sensibleras y almibaradas de fetichista. Sólo les diré que el género de la Copla viste de gala cuando la última señora de la canción interpreta sólo una de las estrofas de ensueño que componen su amplia discografía. Su cadencia, el escalofrío de su voz o su timbre cristalino erizan los vellos de la piel y propulsan las cuerdas del alma. Decía Juan Solano -gran compositor extremeño- que a Gracia se la oye en una discoteca y su voz no se olvida jamás. Cierto es, como difícil es olvidar su vibrato, su señorío, la transparencia de su voz y su decir. Rosa en el firmamento de las grandes, supo elevar la Copla al podio del Arte y la alejó del humo del colmao para encerrarla en la Cárcel de oro de su garganta prodigiosa. Y allí la hizo columna de cristales y brillantes para sostener ufana el techo del templo de la cultura andaluza.

3 comentarios:

Álvaro Beltrán dijo...

Y luego vendrán y nos contarán la chusma a ritmo de sermón de que las voces de la copla son estridencias gratis y alaridos varios -normalmente desafinados- al más puro estilo vanguardista mejicano "estridentismo". Gracia Montes es todo lo contrario.

Es sobriedad y elegancia, es exquisitez. Es 'parir sangre' hasta por los oídos del cosquilleo tan fuerte que se siente al escucharla. Es indefinible.

PA TO L@S KILL@S dijo...

Hay sensaciones, tanto buenas como malas, que son imposible de definir con palabras, por eso prefiero, no decir nada

PA TO L@S KILL@S dijo...

Hay sensaciones, tanto buenas como malas, que son imposible de definir con palabras, por eso prefiero, no decir nada