martes, 27 de febrero de 2007

LEAVING BARCELONA

Ciudad cosmopolita, plural... En sus noches prepara encuentros inesperados, durante el día el bullicio lo impregna todo. La prisa, el sexo y los cientos de lenguas pululan por sus aceras mientras que las bocinas de los coches taladran con su zumbido los tímpanos de los andaluces. Los maniquís de los escaparates proyectan su silueta perfecta sobre la alfombra modernista de las calles y cuando oscurece las luces de neón centellean lo mismo que tus ojos. Es entonces cuando los dragones y gnomos de las fachadas cobran vida y tejen un tapiz de encanto y misterio para el extranjero. Sucede entonces que el alma extraviada del viajero busca sitios en los que varar y encuentra gente que, despistada como él, ilumina la noche con su indolencia juvenil y su cara de adolescente travieso. Uno, que hace tiempo dejó de creer en los rollos con fecha de caducidad, se mantiene alerta parapetado tras el escudo de la indiferencia. Mas la nostalgia de unos brazos a los que asirse, el calor de un garito de la calle Tarragona y el roce de unas manos en tu cintura te hacen olvidar los papeles y tu nombre mismo. “La noche debilita los corazones…” decía Ismael Serrano y el mío -recosido y con más parches que el pantalón de un colegial- necesitaba la mañana del domingo un par de muletas para seguir con su viejo tic-tac. En este instante, con la maleta aún por deshacer, repleta de folletos de museos que detestas, vuelvo a mi rutina cotidiana, a mis cafés en la CEA, y pienso que el viaje es sólo una tregua en nuestras vidas lejanas, un bálsamo para seguir vivo a este lado de la ciudad donde las antenas ensucian el cielo de una primavera que se acerca.




(Dedicado a un enfant terrible con el que me topé en la Plaça de la Universitat)

miércoles, 21 de febrero de 2007

¡FÚMAME MUCHO..!



Como la lista de vicios parece aumentar cada día a efectos legales, os regalo este delicioso video, grabado por un aficionado amateur donde la sensualidad, la insinuación así como su innegable belleza pueden paliar la deficiente calidad de imagen. En homenaje a la Ley Antitabaco española 28/2005 de 26 de diciembre y, por supuesto, a la abanderada de la causa antitabaco, la sinpar Merche Milá. Porque "Fumar es un placer genial, sensual… Fumando espero al chulo que yo quiero tras los cristales de alegres ventanales y mientras fumo mi vida no consumo..." ya lo dijo Saritissima.

martes, 20 de febrero de 2007

ASESINOS DE ARTE

De un tiempo a esta parte, he asistido al cierre y clausura de lo que hoy comúnmente llámanse spaces, espacios o blogs. Según me han informado fuentes cercanísimas, el cartel de cerrado lo cuelgan los moderadores de dichos territorios virtuales en lo que estiman lugares “inapropiados o potencialmente dañinos para el resto de usuarios”. Más dañinos son los comentarios de cualquier periodista de medio pelo o alguno de esos políticos del facherío español contra gays, lesbianas y cabras si les place (Que la zoofilia también se cotiza en el mercado de los vicios) y nadie se asusta lo más mínimo. Es más, les miramos con esa indiferencia a lo Bette Davis mientras devoramos un cigarrillo a la salud de la Milá.
Estas noticias que me trasmiten mis íntimas me tienen en sobreaviso, porque uno no sabe con certeza si mañana va a tener el chiringo abierto o va a venir la policía virtual a clausurarte el local por exhibición de carne y banal retórica. Aunque eso sí, antes me pegan un cacheo, no faltaba más. Si hacen el trabajo, a mí me lo hacen completo.
Una vez más, se evidencia el triste hecho de que la libertad de expresión es un mito, la red un territorio cercado y la exaltación carnal, esto es el porno más porno, esposado y procesado.
Con el cartel de “Cerrado por derribo” se ha topado Jordana, una artista suburbana que busca una vía de expresión, escape y evasión en la red. “Y todo por mostrar alguna teta en mis dibujos”, nos dice la artista entre los tumbos de la línea C2 dirección a Los Remedios. Con una iconografía muy particular, donde el mundo gótico convive con formas y personajes extraídos del anime, Jordana crea imágenes sorprendentes a medio camino entre la realidad, lo onírico y lo lírico. ¿Cómo pueden decir de sus obras que son pornográficas? ¿Quién es el mojigato que establece estos ridículos juicios de valor?
Con todo el desvarío de nuestra sociedad, la podredumbre, la pestilencia que dimana, es francamente ridículo que alguien venga a dar lecciones de moral y aplique una férrea censura sobre el trabajo sincero de jóvenes artistas. Que se dediquen a asuntos de más calado y dejen a la gente manifestarse como les salga del dedo gordo del pie ¡Jordana estamos contigo! Y es que, como diría la Agrado que todas llevamos dentro, “¡cuesta mucho ser auténtica!” en estos tiempos que corren.

lunes, 12 de febrero de 2007

LA GUERRA DE LAS MARIS

Que soplan vientos adversos para el lirismo, el romance y la novela de Danielle Stelle es un hecho constatable. Sí, queridas, hemos desechado todo el romanticismo de nuestras vidas junto a la ropa de la temporada pasada para adoptar una máscara de autosuficiencia, brillo y superficialidad rabiosas, que en algunos casos no hacen sino tapar a duras penas un árido y yermo paraje interno. El triunfo de las apariencias parece algo innegable, al igual que los implantes de silicona, las drogas de diseño y la televisión por cable. Entre todos estamos construyendo y potenciando una especie de superhombre con un envoltorio de papel de plata, apabullante, inflexible, descarado, cegado en la diáspora de su propio absurdo, que vive el presente a ritmo frenético, con memoria de pez y más polvos acumulados que las botas de los vaqueros del Medio Oeste. Este nuevo espécimen llamado marica posmoderna es un ser consciente de su carácter efímero, de la inconsistencia de un mundo que no se detiene ante nada ni nadie y que, por encima de todo, cree con firmeza espartana en la filosofía “del usar y tirar”.


En una espiral de drogas, mamadas anónimas, ropa de marca y aceites corporales patentados vive la marica posmoderna, ajena a cualquier problemática ideológica, social o humana. Con una sonrisa frívola en su bonita máscara avanza impetuosa entre las sombras de la noche, envuelta en un halo de perfume dulzón y alcohol de diseño, para apoltronar su esqueleto bajo los focos de una pista de baile y allí ser centro de miradas, de cotilleos, de envidias malinas y hasta del mismo Universo si hace falta. Aquí todo vale, cualquier método es lícito para hacerse ver. A veces hay que pagar un precio muy alto para elevarse al podio de la disco y recibir el noble e ilustre título de la marica posmoderna number one, blasón tan suculento para los apetitos de las susodichas, tan hambrientas están de reconocimiento y aprobación unánime.


Cuando te acuestas con un jovencito veinteañero, esbozo de este espécimen, y te pega unas ladillas, un par de morreos y empujones en el culo y te dice que su ídolo es Bryan Kinney, lo único que puedes hacer es: o arrojarlo por la terraza de tu cuarto piso en Avecrem Avenue o prepararte un cóctel de astenolit con vodka y meterte un dedo por el ano.

El hombre corriente parece haber iniciado un éxodo hacia tierras ignotas, enojado por su papel de “segundón” en la esfera social y el ascenso imparable de la ultramari. De momento no tenemos noticias suyas, no conocemos sus mecanismos de supervivencia por tierras inhóspitas ni sus trucos de maquillaje. Ha optado por una sencilla ropa de camuflaje y un antifaz de discreción, mas no está quieto. Sabemos que sobre su grácil cabeza planean deseos de venganza y unos cuantos cuervos que anuncian presagios desfavorables y siembran la duda en el firmamento de poliespan de la hiper maricona posmoderna. La batalla está a punto de desatarse. Mientras tanto, sólo queda resistir de una manera estoica acomodadas en un diván de vinilo negro con una bata de watine y un cigarrillo entre los labios tarareando aquello de "fumando espero al hombre que yo quiero..."

KILÓMETRO CERO

¿Cómo iniciar un viaje? Hay una serie de instrucciones básicas que todo buen viajero debe conocer. Equiparse correctamente, mezclar a partes iguales sendas dosis de ilusión y paciencia y, por supuesto, enfrentar la marcha con la cabeza despejada, los pies descansados y la capacidad de improvisación en el bolsillo interior de la chaqueta. Así usted podrá iniciar cualquier viaje que estime oportuno, desde mental, emocional, físico, verbal, sexual, de negocios, a hurtadillas, a toda prisa, de relax, sin fecha de retorno, crucial etc. Pueden ampliar la lista cuanto quieran.
En el viaje siempre hay una nota de despedida por lo que dejamos atrás y de gozo por las nuevas aventuras que el destino nos depara. Ese punto de incertidumbre que se cierne sobre el viajero y que le obliga a mantener sus sentidos en continua alerta, también aporta excitación y deseo de superación. Una vida entera puede voltear 180 grados al tomar una esquina para enfilar una avenida de cualquier gran ciudad. El azar, la magia y la propia mecánica cósmica entretejen un tapiz donde nuestra vida nómada puede estallar en mil pedazos y rutilar, para luego reintegrarse y volverse a descomponer en miles de partes.
En el viaje podemos arribar a buen puerto o puntuales a nuestro destino. También podemos quedarnos en el camino varados en un mar de neón o en los brazos de algún desconocido. Pero nadie, nadie absolutamente sale ileso de él. Por eso ahora, situado en este kilómetro cero, quisiera daros la bienvenida a todos los que de algún modo o en algún punto de este trayecto deseen unirse a este caminante. Gracias.