MIKELA: LA ESPAÑOLA MISTERIOSA

Micaela Rodríguez Cuesta, artísticamente conocida como MIKAELA. Trianera, hermosa, con unos ojos negros rasgados que roban el sueño y una voz misteriosa que nace de la tierra, de su tierra andaluza, cuna de cantares. Vino al mundo en el sevillanísimo barrio de Triana y debutó muy joven en el programa radiofónico CABALGATA, de Bobby Deglané. Participó en espectáculos musicales en la capital de España y diversas películas de bajo presupuesto en las que su sola presencia constituía un reclamo para el espectador: La dama del Tabarín, Gringo o Vampiresas 1930. En México conoció al grosso de la intelectualidad española exiliada, a León Felipe por ejemplo. Circunstancias éstas que moldearon el ya singular carácter y el arte de la joven andaluza. A su regreso a España, en la década de los “60, cosechó importantes éxitos musicales –La luna y el toro, Río Manzanares, Tengo miedo torero o Luna de España-. Aunque sin duda el proyecto más ambicioso y coherente de la trayectoria de Mikaela fue el de grabar a los poetas de Generación del “27 en pleno régimen franquista. En 1964 impresionó en vinilo las canciones populares de Federico García Lorca, acompañada por la Orquesta sinfónica de Madrid, logrando una interpretación impecable y no superada a día de hoy. Destacamos de este álbum una magistral Nana de Sevilla, un colorista Café de Chinitas o Los mozos de Monleón. En 1968 fue el turno de Rafael Alberti y de los poemas de su primera etapa, la correspondiente a Marinero en tierra, La amante, Verte y no verte o Joselito en su gloria, musicados por Antón García Abril y supervisados por el propio Alberti. Aunque Mikaela siempre ocupó un discreto plano en la esfera social, su sevillanía por medio mundo, la valiosa interpretación que hizo de poetas olvidados en un régimen represivo, la extraordinaria profesionalidad que la acompañaron hasta el final de sus días y su voz tan mágica como misteriosa bien merecen este sincero y modesto homenaje.