
En el viaje siempre hay una nota de despedida por lo que dejamos atrás y de gozo por las nuevas aventuras que el destino nos depara. Ese punto de incertidumbre que se cierne sobre el viajero y que le obliga a mantener sus sentidos en continua alerta, también aporta excitación y deseo de superación. Una vida entera puede voltear 180 grados al tomar una esquina para enfilar una avenida de cualquier gran ciudad. El azar, la magia y la propia mecánica cósmica entretejen un tapiz donde nuestra vida nómada puede estallar en mil pedazos y rutilar, para luego reintegrarse y volverse a descomponer en miles de partes.
En el viaje podemos arribar a buen puerto o puntuales a nuestro destino. También podemos quedarnos en el camino varados en un mar de neón o en los brazos de algún desconocido. Pero nadie, nadie absolutamente sale ileso de él. Por eso ahora, situado en este kilómetro cero, quisiera daros la bienvenida a todos los que de algún modo o en algún punto de este trayecto deseen unirse a este caminante. Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario