
Estas noticias que me trasmiten mis íntimas me tienen en sobreaviso, porque uno no sabe con certeza si mañana va a tener el chiringo abierto o va a venir la policía virtual a clausurarte el local por exhibición de carne y banal retórica. Aunque eso sí, antes me pegan un cacheo, no faltaba más. Si hacen el trabajo, a mí me lo hacen completo.
Una vez más, se evidencia el triste hecho de que la libertad de expresión es un mito, la red un territorio cercado y la exaltación carnal, esto es el porno más porno, esposado y procesado.
Con el cartel de “Cerrado por derribo” se ha topado Jordana, una artista suburbana que busca una vía de expresión, escape y evasión en la red. “Y todo por mostrar alguna teta en mis dibujos”, nos dice la artista entre los tumbos de la línea C2 dirección a Los Remedios. Con una iconografía muy particular, donde el mundo gótico convive con formas y personajes extraídos del anime, Jordana crea imágenes sorprendentes a medio camino entre la realidad, lo onírico y lo lírico. ¿Cómo pueden decir de sus obras que son pornográficas? ¿Quién es el mojigato que establece estos ridículos juicios de valor?
Con todo el desvarío de nuestra sociedad, la podredumbre, la pestilencia que dimana, es francamente ridículo que alguien venga a dar lecciones de moral y aplique una férrea censura sobre el trabajo sincero de jóvenes artistas. Que se dediquen a asuntos de más calado y dejen a la gente manifestarse como les salga del dedo gordo del pie ¡Jordana estamos contigo! Y es que, como diría la Agrado que todas llevamos dentro, “¡cuesta mucho ser auténtica!” en estos tiempos que corren.
Con el cartel de “Cerrado por derribo” se ha topado Jordana, una artista suburbana que busca una vía de expresión, escape y evasión en la red. “Y todo por mostrar alguna teta en mis dibujos”, nos dice la artista entre los tumbos de la línea C2 dirección a Los Remedios. Con una iconografía muy particular, donde el mundo gótico convive con formas y personajes extraídos del anime, Jordana crea imágenes sorprendentes a medio camino entre la realidad, lo onírico y lo lírico. ¿Cómo pueden decir de sus obras que son pornográficas? ¿Quién es el mojigato que establece estos ridículos juicios de valor?
Con todo el desvarío de nuestra sociedad, la podredumbre, la pestilencia que dimana, es francamente ridículo que alguien venga a dar lecciones de moral y aplique una férrea censura sobre el trabajo sincero de jóvenes artistas. Que se dediquen a asuntos de más calado y dejen a la gente manifestarse como les salga del dedo gordo del pie ¡Jordana estamos contigo! Y es que, como diría la Agrado que todas llevamos dentro, “¡cuesta mucho ser auténtica!” en estos tiempos que corren.
1 comentario:
Ay Juanru, me has llegao al alma con tu post... snif snif, qué bonito!
Gracias por tu apoyo y un besote enorme ¡¡¡wapetón!!!
;D
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